Posteriormente seguí ejerciendo mi labor en un par de centros psicotécnicos, pero me rondaba la idea de emprender mi propio camino como autónoma, de modo que decidí embarcarme en esta ilusionante aventura.

Así es como nace esta página web en la que he querido aunar mi faceta de amante de la comunicación con la de psicóloga, ya que este espacio está dedicado, entre otras cosas, al fomento motivacional de un adecuado estilo comunicativo que posibilite la consecución de metas y objetivos y que sea, por lo tanto, adaptativo, exitoso y eficaz.

En no pocas ocasiones las personas tenemos que enfrentarnos a situaciones complejas en las que no sabemos ni qué decir o en las que, teniendo claro lo que queremos transmitir, no acertamos a escoger las palabras adecuadas y acabamos construyendo nuestro mensaje sin claridad ni contundencia, dando rodeos de manera infinita o diciendo algo de lo que después nos arrepentimos.

Situaciones como el temor al rechazo, a la incomprensión, al conflicto o al qué dirán, pueden hacer que nos sintamos inseguros, nerviosos y/o aturdidos, y que dejemos de ser nosotros mismos o que silenciemos todas aquellas frases que se nos quedan atascadas en ese nudo que se va formando en la garganta, incapaces de atravesar nuestros labios y de hacerse oír con un tono que desprenda aquello que se conoce por “asertividad”, y que no es otra cosa sino el equilibrio perfecto entre la pasividad y la agresividad, extremos que en sí mismos jamás son beneficiosos, pero que, combinados en su justa medida, nos pueden resultar de gran utilidad.